En muchas ocasiones, premiar a los empleados a través de un viaje de incentivo es la mejor opción de cara a mejorar su felicidad y satisfacción con la empresa, algo que afecta directamente a su rendimiento dentro de la misma. Por eso, es imprescindible saber cómo organizar un viaje de incentivo y sus beneficios, con la finalidad de aprovecharlos y disfrutarlos al máximo dentro de tu organización.
Qué es un viaje de incentivo y para qué se utiliza
El viaje de incentivo es aquel que se ofrece a un grupo de trabajadores (o a la totalidad de la plantilla, en caso de pequeñas empresas) por tener un buen desempeño o haber desarrollado algún proyecto o idea innovadora. Como bien dice su nombre, es un viaje que sirve como incentivo por haber hecho un buen trabajo.
Es una herramienta extremadamente potente de cara al team building, y tiene muchas implicaciones positivas a la hora de hacer grupo y mejorar la motivación de la plantilla. Además, es una forma de agradecimiento por el buen trabajo y los esfuerzos realizados, por lo que también tendrá una implicación personal muy positiva con cada miembro del equipo.
Generalmente, los viajes de incentivo acostumbran a incluir experiencias que saquen a los participantes de la rutina: visitas personalizadas a museos, rutas gastronómicas y turismo por diversas ciudades y pueblos. En un viaje de incentivo, no es el momento de pensar en el negocio ni en la empresa, puesto que el único objetivo es la diversión y la desconexión del día a día.
Acudir a eventos durante los viajes, o desarrollar interesantes actividades deportivas, también son buenas formas de aprovechar un viaje de incentivo. La participación de todos los empleados hace que la inmersión en el grupo sea mucho más notoria, incrementando la satisfacción general de las vacaciones.
Cómo organizar un viaje de incentivo
La organización de un viaje de incentivo es clave para que todo salga bien y se consigan los objetivos propuestos con esta excitante actividad.
Elección del tipo de viaje
En función de lo que se quiera hacer, podemos optar por realizar un viaje con distintos objetivos. Todos ellos, planteados de forma adecuada, pueden servir para reforzar el team building y mejorar la motivación y la implicación de la plantilla:
- Voluntariado.
- Asistencia a eventos o actividades conjuntas.
- Viaje de lujo.
- Viajes turísticos, enfocados a lo cultural.
- Viajes de aventura o deporte.
Duración, destino y fechas
Un viaje de incentivo puede durar desde una tarde hasta una o varias semanas. De la misma manera, los destinos son infinitos, y se pueden escoger ubicaciones cercanas a las oficinas o bien algún destino internacional para descubrir y disfrutar en equipo. Las fechas, siempre que las actividades de la empresa lo permitan, se determinarían en temporadas bajas, con el fin de conseguir precios más reducidos en billetes y estancias.
Proveedores y organizadores
Organizar un viaje de este tipo puede llegar a ser muy tedioso, por lo que la opción más recomendable consiste en contar con proveedores y organizadores que lo detallen y estructuren todo a medida.
Beneficios de un viaje de incentivo
Los viajes de incentivo presentan interesantes beneficios para los trabajadores:
- Se incrementará la motivación y la implicación en el puesto de trabajo, lo cual tiene un impacto positivo directo en la felicidad individual a la hora de desarrollar sus actividades laborales.
- Permitirá disfrutar a los empleados de uno o varios días de descanso, reduciendo el estrés de la rutina.
- Reforzará el sentimiento de identidad, así como el trabajo en equipo.
Además, las empresas también disfrutarán de interesantes ventajas con la realización de estos viajes:
- La imagen del negocio mejora notablemente, de cara a clientes, proveedores y trabajadores, puesto que los equipos serán mucho más sólidos y la plantilla se mostrará más feliz y satisfecha con su puesto.
- Se consigue una retención de talento mucho más eficaz, especialmente si se ofrecen experiencias innovadoras y únicas, las cuales sean suficientes para desestimar cualquier oferta de trabajo en el mismo sector.
- Incrementa el rendimiento en el puesto de trabajo, y las relaciones con los colaboradores habituales de la empresa será más sólida, reduciendo los conflictos internos.
Ejemplos e ideas de viajes de incentivos
Como hemos visto anteriormente, existen diferentes tipos de viajes de incentivos que terminarán desarrollando una experiencia única e irrepetible para todos los presentes. Veamos algunos enfoques que puedes adoptar para lograr este cometido en tu viaje de incentivo:
- Viaje rural. Pese a que no estará cargado de experiencias llenas de adrenalina, te permitirá relajarte junto a tu plantilla, descubriendo parajes, pueblos y zonas repletas de naturaleza y tradición. Los Picos de Europa y el norte de España son dos grandes destinos para hacer este tipo de actividad.
- Viaje deportivo. Un viaje cuyo objetivo principal son las actividades deportivas y colectivas es una gran opción de cara a liberar estrés y generar mucha diversión en el equipo. Generalmente, es buena idea optar por deportes y disciplinas que no sean muy comunes, como el surf, el kayak o la hípica.
- Viaje cultural y de ocio. Visitar las grandes capitales siempre representa una opción factible, puesto que su multiculturalidad y las diversas opciones de ocio ofertadas son aptas para cualquier itinerario.
- Viaje paisajístico. Optar por la visita a países como Suiza, Marruecos, Egipto o Jordania permitirá disfrutar de vistas y paisajes únicos en el mundo, al mismo tiempo que podrán sumergirse en diversas culturas.
Ahora que sabes cómo organizar un viaje de incentivo y sus múltiples beneficios, no dudarás en organizarlos para reforzar tus equipos de trabajo. Contacta con nosotras para vivir las mejores experiencias durante este tipo de viajes y convertirlos en un recuerdo inolvidable que influya de forma positiva en cada uno de los participantes de tu empresa.
